martes, 17 de mayo de 2016

Hoy dia Mundial de la Hipertensión Arterial


La presión arterial, llamada normalmente tensión, es la fuerza ejercida por la sangre circulante sobre las paredes de las arterias.

Se considera hipertensión siempre que la presión sistólica  o máxima sea mayor de 140,0 mm. de mercurio y/o la presión diastólica o mínima mayor de 90,00 mm. de mercurio.

 
 La presión arterial alta mantenida en el tiempo, acarrea diversos daños a nivel funcional:

·         Puede dañar los vasos sanguíneos del cuerpo, provocándose en algunos casos la debilitación de las paredes vasculares y permitiendo el sangrado;
·         Facilita el depósito de colesterol y otras sustancias en las paredes de los vasos, dificultando e incluso llegando a impedir el paso de sangre a ese órgano, provocando infartos cerebrales en el caso de arterias que llegan a este órgano, infarto de miocardio, si es en el corazón, fallo renal en riñón, etc...
·         Dificulta la función de los riñones, favoreciendo la formación de cálculos renales.
·         Disminuye la cantidad de calcio, ya que la eliminación forzada del exceso de sodio por la orina, conlleva el arrastre de calcio.
·         Puede favorecer el desarrollo de determinados cánceres como los gástricos.
·         Favorece la retención de líquidos.
·         Dificulta la función del aparato respiratorio.
·         Favorece el sobrepeso y obesidad.


 
Los factores que facilitan la aparición de la hipertensión son:

·         El sobrepeso y obesidad.
·         Consumo excesivo de sal y grasas (sobretodo saturadas).
·         Hábitos como el consumo excesivo de alcohol y tabaco.
·         Estrés.
·         Vida sedentaria (menos de 30 minutos seguidos de actividad ligera a moderada al día)

Respecto al consumo de sal, hay que diferenciar dos tipos:

1.       La sal invisible: Es aquella que forma parte de los alimentos que ingerimos y supone aproximadamente el 80% del total. Dentro de esta. diferenciaremos:
  •   La presente de forma natural en los alimentos (supone un 8%).
  •   La presente de forma intencionada (añadida) en alimentos y  productos  manufacturados (quesos, conservas, platos preparados, aperitivos, etc). Representa el 72% y es la más importante a la hora de reducir. Para ello, la etiqueta que llevan los alimentos es tu gran aliada.
Antes del Reglamento 1169/2011, la información nutricional de los alimentos indicaba la cantidad de sodio que incluían, dato que a la mayoría de la población le resultaba difícil de trasladar a su equivalente en sal. A partir del 14/12/2015, todas las etiquetas de los alimentos envasado tienen obligación de informar sobre la sal que aportan 100g de producto final  y de carácter voluntario, también pueden informar sobre lo que aporta una ración normal del mismo y también dar la información de qué cantidad de sal supone respecto a la ingesta recomendada para un adulto medio. Así pues, podríamos clasificar los alimentos según aporten:

§  Mucha sal: 1.25 gramos por cada 100 gramos de producto.

§  Poca sal: 0.25 gramos por cada 100 gramos de productos. Siendo conscientes, de que finalmente dependerá de la cantidad total ingerida de este y el resto de alimentos.
 

Alimentos desaconsejados:
§   Cualquier tipo de sal: No debe utilizarse sal de mesa, de cocina, sal marina, sal yodada ni sales dietéticas en la elaboración de los platos.
§   Carnes y pescados ahumados, salados, curados y secados.
§   Crustáceos. Moluscos. Caviar.
§   Charcutería y quesos en general.
§   Pan y biscotes con sal.
§   Frutos oleaginosos salados (de aperitivo), aceitunas.
§   Sopas de sobre, purés instantáneos, cubitos, patatas chips.
§   Zumos de hortalizas envasados.
§   Pastelería industrial.
§   Mantequilla y margarina con sal.
§   Aguas con gas y bebidas gaseosas en general.
§   Condimentos salados (mostaza, pepinillos, etc..).
§   Conservas en general.

             Aditivos con sodio presentes en los alimentos :
·         Fosfato disódico : Cereales, quesos, mantecado , bebidas embotelladas.
·         Glutamato monosódico ( GMS) : Productos para incrementar el sabor, carnes, condimentos, pepinillos, sopas dulces, artículos de repostería.
·         Alginato sódico : Mantecados, batidos de chocolate.
·         Benzoato sódico : Zumos de frutas
·         Hidróxido de sodio : Productos con coco, guisantes en lata.
·         Propionato de sodio : Panes
·         Sulfito de sodio : Frutas secas, preparados de verdura para sopa, ensalada.
·         Pectinato de sodio : Jarabes y recubrimientos para pasteles, mantecado, sorbetes, aderezos para ensaladas, compotas y jaleas.
·         Caseinato de sodio : Mantecados y otros productos congelados.
·         Bicarbonato de sodio : Levadura, sopa de tomate, harina, sorbetes, confituras.

 
2.       La sal visible: La que añadimos de forma intencionada en los alimentos al cocinarlos o condimentarlos y supondría el 20% restante.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), La Comisión Europea y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se ha alertado sobre el consumo excesivo de sal, y se han elaborado unas guías y recomendaciones para la disminución de su consumo.  

 
Así pues, se recomienda reducir el consumo de sal a:

o   Una ingesta máxima de 5 gramos para adultos.
o   4 gramos en niños adolescentes comprendidos entre 7 a 10 años.
o   3 gramos en niños menores de 7 años.

El consumo en España está en casi el doble (9.8 gramos por día).

Consejo: 5 gramos de sal es lo que viene a caber en una cucharilla de café. Una buena técnica es por la mañana medir dicha cantidad por persona y que sea el máximo utilizado en todo el día. En todo caso, solo fuera de casa, sería cuando podríamos utilizar el salero pero solo lo imprescindible.

Resultado de imagen de cucharada de sal
 

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